lunes, 20 de junio de 2011

Continuando con Juan Santamaría y los ticos

Si los himnos tienen un discurso de identidad cultural de lo costarricense, entonces en los dos himnos a Juan Santamaría mencionados en mi última entrada la representación del "verdadero" costarricense es el mismo Juan Santamaría. ¿Acaso hay alguna diferencia en la imagen del héroe dentro de estos dos discursos que justifique para el Estado la legitimación de solo uno de ellos a través de la enseñanza en las escuelas y los colegios?

¿Cómo es el tico en el Himno Patriótico a Juan Santamaría? Me recuerda a esos niños que se esconden detrás de sus mamás apenados por lo que hicieron, pero si de eso resultó algo bueno entonces salen rápidamente a recibir los cumplidos. Exaltan la imagen del héroe que se atrevió a quemar el mesón, el hombre que despreció la guerra y se decidió a acabar con todo, el que fue herido pero esto no impidió que se volviera inmortal en la venganza de la quema del mesón, a quien la fama y la historia rinden tributo, el héroe que no abandonó su ideal por más complicadas que fueran las situaciones, el hombre que despreció la muerte con una sonrisa en sus labios. Pero no crean que solo Juan Santamaría es valiente, este pueblo lo es: los costarricenses somos valientes, este pueblo "SIEMPRE" luchó valeroso. Sí, esto es lo que nos dice el himno. Antes de Juan ya había un pueblo de valientes, cualquiera pudo haber quemado el mesón porque así somos los ticos: seres nobles, valientes, luchadores, triunfantes, perseverantes, casi intocables. Un momento, ¿así somos los ticos?

Ahora analizemos la contraparte. ¿Qué nos dice el himno "Juan Santamaría"? Juan era pobre, nació en Alajuela y nunca fue a la escuela. Sin embargo, un día decidió tomar su tambor y ofrecerse en el ejército. Tenía una gran emoción por ir a la guerra. Esta imagen se me hace más verídica. Según las estadísticas que se encuentran en la página del INEC con respecto a la pobreza en Costa Rica, el 18,5% de los hogares son pobres. Juan no nació en cuna de oro o entre las nubes del Olimpo, era pobre y sus carencias le impidieron ir a la escuela. ¡No sabía ni leer ni escribir! No era conocido, distinguido o extraordinario; era una persona común y corriente. Pero ansiaba más que eso, quería ser alguien, quería hacer algo y decir:- ¡Yo existí! No quería irse sin dejar huella. Así es el tico, queremos lograr grandes cosas, queremos superarnos y superar a quienes nos presidieron. Pero no podemos negar nuestros problemas sociales, estos también son parte de quienes somos.

Tal vez algunos de ustedes sigan dudando ante la idea de que el tico ansía superarse a sí mismo, porque eso no es lo que más se ve en las calles de nuestro país. Sin embargo, es una condición inherente al ser humano. ¿Quién quiere estar en el mundo y hacer nada? Todos quieren "ser" y que los demás sepan que "son". No niego la realidad que enfrentamos, hay una gran cantidad de jóvenes que abandonan los estudios secundarios y no terminan el bachillerato, se dedican a trabajar y piensan que el dinero en sus manos les permitirá "ser", aunque no lleguen a "ser". Pero el ansia por ser alguien mejor siempre estará ahí y es lo que nos trae angustia, saber que depende de nosotros ser. De nuevo, ¡qué pensamiento más existencialista!

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